Rodea, se cierne, domina... Arropa la oscuridad, parece entronizarse Horroriza su asiento temporáneo Olvidamos nuestros nombres por ser contados Se dan a los vientos tragedia y penares.
Desde el amanecer, cuando se posa sobre el ventanal un pichón de paloma... cuando se desliza de nuestras manos un frágil objeto e impacta el suelo, cuando no nos ponemos de acuerdo en cómo estar juntos,